la pobreza y la inmigración

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy he visto una película que me ha dejado «helada», como su título, Frozen River (Río helado). Trata sobre la dificultad para sobrevivir que tienen muchas personas y qué pueden llegar a hacer para mantener a su familia y a sí mismos.

Se trata de una mujer de Nueva York que acaba siendo contrabandista de inmigrantes ilegales. La desgracia es múltiple, los pobres inmigrantes asiáticos que no se sabe qué va a ser de ellos en un país como Estados Unidos, y la desgracia de personas autóctonas que, por circunstancias diversas, no pueden apenas sobrevivir y tienen que mantener a su familia.

Cuando llego a casa veo en Informe Semanal un especial de la terrible pobreza actual en Argentina, creo que he entendido que uno de cada tres argentinos están en la pobreza. Y por si fuera poco, en los países que bordean Argentina aún están peor, con lo que llegan a Buenos Aires sencillamente porque al menos tienen un comedor público pagado por el Gobierno. Luego muestran la vida nocturna de Buenos Aires, cuando empieza a oscurecer se llena de «cartoneros» que recogen cartones de las basuras para venderlos al amanecer, dejando después las calles límpias, literalmente hacen de barrenderos, de manera que cuando amanece es como si no pasase nada.

No queremos ver la realidad, los gobiernos se hacen los ciegos y nosotros también. Me siento fatal pensando en que con el dinero que me he gastado hoy en un abrigo seguro que alguna familia podría pasar una vida más decente. Es vergonzoso el nivel de vida que estamos llevando en paises como España mientras otros mundos existen, llenos de personas que no tienen ni para comer.

Bueno, en cuanto a la película, la recomiendo.

sí, ahora soy feliz ¡¡¡¡

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     foto de ochichiusi

 

 

Por fin, después de quince años, soy capaz de decir estas palabras, SOY FELIZ ¡¡¡¡¡

Vengo de dar un paseo por un parque-monte cerca de mi casa y he estado pensando en si puedo o no decir estas palabras. En muchas ocasiones durante estos últimos años me he planteado si era o no feliz, y como mucho podía decir «estoy bien, pero no soy feliz». Durante todo este tiempo, toda una vida, sin encontrar sentido y buscando permanentemente una salida, he aprendido a vivir, he luchado por crecer personalmente, me he ocupado en conocer quién soy y qué quiero, y también he avanzado en entender a los demás y valorar cómo es cada persona.

Una de las cosas más importantes, en mi opinión, es rodearte de personas con las que te sientas bien y con las que eres tu mismo. Este camino de conocimiento personal me ha llevado también a alejarme de algunas personas, no a sacarlas de mi vida, pero si a mantener la distancia necesaria para tener una buena relación. Y también he aprendido a aceptar a cada uno como es, asunto que me ha hecho muy infeliz y que no me dejaba avanzar.

Este post que, para quien lo lea puede ser poco interesante, sin embargo, es un punto y final  de una época y un comienzo del resto de mi vida. Quiero que mi sonrisa forme parte de mi cada día, como lo fué en mi época feliz anterior, quiero disfrutar de todo lo que la vida me ofrece, me apetece acercarme a la  naturaleza, vivir a un ritmo más tranquilo, disfrutar de mis amigos, seguir creciendo personalmente, intentar que la parte profesional se mantenga integrada y equilibrada con el resto de mi vida, quiero descubrirme como artista y como cualquier otra cosa que aún no conozco de mí.

Y como final de esta historieta mía, quiero dar las gracias a todas las personas que me han apoyado durante estos años, me he sentido muy querida, y quiero dar la bienvenida a mi vida a todas aquellas  personas que quieran entrar y compartirla conmigo. 

el sonido del silencio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de haber leído las malísimas críticas a la nueva película de Isabel Coixet, no tenía demasiado interés en ver Mapa de los sonidos de Tokyo y, sin embargo, he decidido ir a verla simplemente porque Isabel Coixet siempre me ha gustado.

A mí me ha gustado mucho, a pesar de que la historia pueda ser más o menos creíble que es lo que menos me importa cuando voy a ver una película. Es cierto que es una película para escuchar, desde el primer momento no hay demasiadas palabras asi que los sonidos cobran importancia.

Me ha gustado especialmente el sonido del silencio. Existe una relación entre un hombre viejo y una chica jóven que se encuentran para comer o para ir a un cementerio los domingos, encuentros en los que apenas hablan, simplemente se hacen compañía, que no está nada mal, teniendo en cuenta que a su manera se entendían y querían estar juntos.

Y también me ha gustado la relación amorosa-sexual entre la protagonista japonesa y Sergi López, quien a primera vista no me atrae en absoluto y, sin embargo, me ha gustado en las escenas de sexo, a mí si me tranmitían sentimiento, aunque, ya he comentado que las críticas opinan todo lo contrario.

Bueno, conclusión, yo si la recomiendo. Me sigue gustando Isabel Coixet.

la vida es una caja de sorpresas

 

 

 

 

 

 

 En este ir y venir de la vida y en esta búsqueda incesante de mi sitio en el mundo, resulta que desde hace unos meses seguí el consejo de mi amigo Alberto, «deja que la vida vaya pasando», lo que quería decir es que dejara de buscar permanentemente y de estar en lucha continua con la vida.

Pues le hice algo de caso y he intentado seguir el ritmo de la vida, observar lo que pasa, elegir entre lo que va apareciendo y aprovechar los momentos que surgen sin darte apenas cuenta.

Este verano he estado haciendo de ermitaña en el pueblo de mis padres, Ausejo, en La Rioja. He pasado un montón de días sin hacer nada, mirando hacia la naturaleza, disfrutando de la compañía de personas con las que no suelo estar habitualmente, parte de mi familia, parte de gente que apenas conozco y con las que sin saber por qué conectas y empiezas una conversación, con mayor o menor profundidad, pero que te hace sentir bien … Lo que conseguí durante esos días fué parar, frenar de alguna manera el ritmo que me imponía yo misma, ando intentando incorporar a mi vida la filosofía del «slow movement», dar a cada cosa el tiempo que requiere y aplicar el ritmo que necesita, cuando se requiere un ritmo fuerte poner la energía necesaria, pero cuando no, disfrutar de cada momento con lentitud, comer sin leer nada o sin ver la tele, leer un libro despacio, dar un paseo escuchando el sonido de la naturaleza, escuchar dedicando a cada persona el tiempo que necesita y, también, dejar de hacer cosas que no son necesarias o que no me sientan bien.

Y una de las cosas que me está ocurriendo es que van apareciendo personas muy interesantes en mi vida, casi sin darme cuenta, personas que ya habían estado antes y que han reaparecido, o personas con la que tenía contacto, por ejemplo profesional, con las que te encuentras casualmente y te das cuenta que tienes mucho más de lo que creías en común y, además que el interés es mutuo.

Y la última persona que ha reaparecido es alguien que apenas conozco, pero que me encanta, es Txema, que aparece el otro día por mi trabajo a invitarme a una fiesta que iban a celebrar él, su mujer y otros dos amigos en su casa, el agroturismo Goikuri sobre el que escribí un artículo el año pasado, muy recomendable, por cierto.

Vaya sorpresa ¡¡¡, la verdad es que desde el primer momento decidí que iba a ir, y ayer fué la fiesta, estuvo genial, el ambiente era mágico, en un pueblecito de Alava, Murua, de noche, con una bastante buena temperatura, para lo esperado, con velas, cervezas, y montón de amigos, con actuaciones de teatro, El circo pobre, berzolaris (no sé si se escribe así), una chica que hacía un monólogo muy divertido, un chico que tocaba la guitarra y cantaba canciones cubanas y no cubanas y un grupo rockero, la mayoría de ellos eran sus amigos y, según me dijo Txema, mucha de la gente que estuvo allí eran del mundo de la farándula, aunque había todo tipo de gente, todos muy agradables. Yo fuí con Marije, una amiga con quien me gusta compartir mi vida, aunque no tenemos muchas oportunidades, lo pasamos genial.

Gracias Txema por invitarnos, me encanta que estés por mi vida y espero que compartamos muchos momentos juntos.

La vida es una caja de sorpresas y éso es lo que más me atrae, nunca sabes qué va a pasar a continuación.

la línea recta no existe

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    foto de loungerie

 

Acabo de leer un libro, para niños, del artista Hundertwasser del que no conocía casi nada. Como la mayoría de los artistas, es un personaje alternativo, que buscaba su papel en el mundo y vaya si lo encontró. Pintor, arquitecto y ecologista, ésto último muy imporante en su vida y en su obra. Lo que buscaba era la belleza y la conexión con la naturaleza. Una de sus ideas es que si observamos la naturaleza, no existen las líneas rectas, son una invención del hombre, y he aprovechado el viaje en tren de esta tarde para observar el paisaje y darme cuenta de que todo son líneas suaves, salvo aquello en lo nosotros intervenimos, carreteras, edificios, puentes, postes de luz, coches etc, etc. que rompen el equilibrio natural.

Y, como dice Juanjo Goñi, hay multitud de ideas que en algún momento se conectan. Pues resulta que el sábado estuve viendo una exposición de Matisse en la que me llamó la atención que todas las líneas de sus pinturas eran curvas. Qué coincidencia más interesante ¿no?

Es algo en lo que siempre me fijo cuando veo cuadros y siempre me han atraido las líneas curvas, y ahora me doy cuenta de otra coincidencia, mi firma es totalmente curva, qué curioso ¡¡¡

        foto de clarity

 

       La expo de Matisse, muy interesante, está hasta el día 20 en el museo Thyssen en Madrid.

     Lo que más me ha sorprendido y encantado, la mezcla de colores. Los colores reales son más suaves que los que me imaginaba por las fotografías, pero la combinación es alucinante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y siguiendo con las conexiones de ideas y las coincidencias, resulta que estoy leyendo el libro «Elogio de la lentitud» de Carl Honoré, tratando de encontrar un equilibrio en mi vida entre la velocidad que nos marca la sociedad en la que estamos inmersos y la lentitud que requieren muchas de las actividades de nuestra vida,  y leo que Hundertwasser (1928-2000) ya defendía la idea de que cada cosa necesita su tiempo, fué un pintor lento, a veces tardaba años en pintar un cuadro y, sin embargo, su obra es muy extensa.

Otra de sus ideas que me ha gustado es que para él, una obra es buena si la echa de menos. Estoy bastante de acuerdo.

vamos a hacer el buho ¡¡¡¡

 

 Hoy he ido a un taller sobre innovación en el que Juanjo Goñi, el profesor, ha comentado un montón de ideas interesantes al respecto de la innovación, de cómo crear una cultura innovadora, de cómo empezar a ser innovadores etc…

¿ cómo es el proceso de crear, de idear? ¿ cómo ser más creativos?

La primera cuestión es que el cerebro no crea nada, sólo compara. Con muy poca información tenemos que tomar decisiones, para ello el cerebro lo que hace es comparar problemas con situaciones anteriores, con cosas. Para ser creativos, hay que poner en nuestro cerebro un montón de cosas que hoy pueden no sernos útiles, en espera de que llegado un problema, el cerebro haga la conexión necesaria.

Y, muy interesante, es el inconsciente el que descubre la solución a un problema, por tanto no podemos planificar cuándo crear. Entonces, ¿ qué tenemos que hacer? manejar el máximo número de conocimientos, lo más variados posibles.

Generar stocks de ideas en nuestro cerebro, nos permitirá en algún momento generar nuevas ideas.

Un ejemplo que ha puesto y que hacen en alguna empresa es el siguiente: en un equipo, cada persona, cada semana, tiene que observar algo que le llame la atención y en un día concreto de la semana explicar al resto de las personas del equipo aquello que ha visto y que le ha llamado la atención. De esta manera vamos tomando una actitud de observadores, de buhos, vamos recopilando muchas idesas, las nuestras y las de los demás, y en algún momento, inconsciente, nuestro cerebro generará algo nuevo.

Voy a proponer a mis sobrinos que hagamos el buho unas cuantas semanas, a ver qué nos llama la atención a cada uno de nosotros, muy diferentes y además de muy distintas edades, 11, 15, 17 y 45 años. Ya os contaré cómo vamos.

El buho tan bonito es de El Pachiclón