entrenando la atención y la respiración

imágen de Tania Marmolejo en Artsy

El confinamiento Covid ha sido una oportunidad para mí en muchos aspectos, uno de ellos el descubrimiento del yoga y la meditación. Desde entonces, y de una cosa que te lleva a otra, no he parado de descubrir y entender desde diferentes ángulos la importancia que tienen dos cuestiones a las que nunca había prestado atención, una de ellas precisamente es prestar atención, como se entiende desde el mindfulnes, atención plena, es decir al momento presente y sin juicios, y la otra es la respiración, algo que hacemos miles de veces al día de manera inconsciente, cuando también es algo que podemos hacer de manera consciente, utilizando el tipo de respiración que necesitamos en cada momento, tanto para calmarnos como para activarnos.

No tenía la menor idea de que se podía aprender sobre estas cosas, y mucho menos que se podían entrenar.

Pues aquí estoy ahora, entrenando la atención de manera consciente. Hace un rato he salido de casa con la intención de dar un paseo al modo mindfullness, empezando por no llevar ni móvil ni música.

Tengo un paseo muy cerca de casa en el lateral de la ría de Bilbao que es muy agradable y que suelo hacer todos los días generalmente con música o escuchando un podcast. Hoy he empezado a andar con la intención de poner todos los sentidos a prestar atención a lo que estaba viviendo en ese momento. Se me ha agudizado la vista, despertado el oído y también la piel.

Escuchaba el viento, que poco a poco era más fuerte, escuchaba los árboles y también las hojas ya secas cayendo al suelo, los coches, los autobuses y las bicicletas, cada uno con su sonido especial, y las voces de la gente, masculinas, femeninas, más y menos graves y agudas, las voces de los que estaban entrenando remo en la ría, la sincronía de los remos….

Y la vista, el cielo azul oscuro, sin luna, el agua de la ría calmada al principio, luego más agitada, pequeñas olitas, las luces de los semáforos, las he visto más potentes que otras veces, las farolas, las camisetas fosforitas de los que estaban haciendo deporte, el balón de los que jugaban al baloncesto al otro lado, la forma de pasear de unos y otros, más rápida, más lenta, sentados en un banco leyendo o mirando el móvil, o charlando….

Y el tacto, qué importante, la brisa del agua, el aire cálido que tocaba mi piel, mi propia ropa que se movía con el aire…

Y, por último, la atención a mis propios pasos, la postura de mi cuerpo, de mi espalda y mi cabeza,, cómo respiraba con el diafragma y por la nariz…., cuántas cosas tan importantes para simplemente vivir…, las hacemos continuamente y no nos damos cuenta….

Y se me olvidaba, dándome cuenta de algun pensamiento que me iba apareciendo y dejándolos pasar tranquilamente, un libro que tengo que llevar a la biblioteca, un mensaje que quiero enviar a un amigo, un curso al que voy a ir mañana…..

El paseo ha sido un gustazo y mi sensación de mucha calma y disfrute.

Seguiré entrenando….

por caminos curvilíneos

HOCKNEY, Paisaje de Yorkshide (2011)

Aquí estoy, viernes, 21:45 h., escribiendo este post para no faltar a mi compromiso de escribir algo cada día.

Precisamente hoy, en un curso de meditación, ha surgido un debate sobre los hábitos. Mi opinión es que en cada etapa de nuestra vida podemos reflexionar sobre lo que queremos hacer con ella, qué tipo de vida queremos llevar y qué hábitos nos van a acompañar.

Claro que me gustaría meditar un rato cada día, y hacer ejercicio físico (aeróbico y de flexibilidad y de fuerza muscular), y alimentarme de manera saludable (ir a comprar alimentos saludables, cocinar, comer tranquila, fregar, y lo mismo a la noche), y caminar todos los días, y ver la naturaleza, y leer, y quedar con amigos (las relaciones sociales son fundamentales para una vida sana y feliz) y dormir bien y un número de horas suficiente, y pintar cada día, y ahora escribir cada día…, y estar tiempo para no hacer nada, y seguro que me olvido algo…..

Pero…, incorporar un hábito requiere voluntad y mucho esfuerzo, y no frustrarse en el intento, claro…

Gerardo Diex, el profesor de meditación, ha comentado otra posibilidad muy interesante, los caminos curvilíneos.

Como dice, la voluntad no lo puede todo, cree que no solo hay que pensar en seguir un camino lineal (conductas que simplemente por voluntad y repetición se conviertan en un hábito). A veces hay que descubrir otros caminos, los curvilíneos, yendo por vías que te permiten ir avanzando en tu hábito sin tanta presión, fórmula que encaja mucho más en mi filosofía de vida.

Gustavo Diex es el fundador y director del Instituto NIRAKARA y NIRAKARA Lab, Centro de Investigación y Desarrollo en Bienestar, Salud y Estilo de Vida, muy recomendables ambas propuestas, con programas, entre otros, de estilo de vida basado en mindfulness.